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Rosario Central es uno de los clubes más importantes del fútbol argentino, quizás el más grande del interior del país y en el top 10 entre los más ganadores y convocantes de toda la historia. Dicha esta aclaración, con la que puede coincidir cualquier futbolero de ley, se hace necesario marcar una cuestión de estos días de caos y bronca contra la AFA: el título de campeón de Liga 2025 que recibió la semana pasada merece una revisión, principalmente por la forma pero también por su validez.
La culpa no es del Canalla, sino de la Liga Profesional y su manía por cambiar las reglas sobre la marcha. Pasó cuando anuló descensos, cuando amplió la cantidad de equipos a 30 y el día que decidió que ya no haya liga sino dos torneos con formato de copa. Ahora, volvió a repetir su obsesión: coronó campeón al equipo de Ángel Di María por ser el mejor de la tabla anual cuando esa figura no aparecía en ningún reglamento sino que fue designado a posteriori, un caso inédito en los tiempos modernos.
Al margen de esa inmensa particularidad, ¿es un justo campeón? Hizo 66 puntos y le sacó cuatro a Boca, en ese sentido no hay chance de reclamos. Pero, ¿cómo fue que sumó esa cantidad de unidades? Lo hizo jugando contra equipos de una Zona B que, tal como quedó expuesto este fin de semana, tuvo un nivel por debajo de lo que demostraron los de la A. Fueron 32 partidos, 28 contra los de su grupo y cuatro interzonales: dos contra su clásico Newell’s (dos triunfos) y dos por sorteo contra Boca, casualmente, con derrota en la Bombonera y empate en Arroyito.
Pero el dato más revelador de este desequilibrio entre la competencia de unos y otros se vivió este fin de semana con los cruces de octavos de final: de los ocho partidos mata mata, en siete se impusieron los de la Zona A, y sólo Gimnasia y Esgrima fue el de la B que logró acceder a los cuartos de final, tras sorprender a Unión en Santa Fe. ¿Casualidad? Pareciera que fue la tendencia de todo el año.
Así quedaron los playoffs del Torneo Clausura
Es que hay más datos que matan el relato que defienden con cierta susceptibilidad Ariel Holan y compañía: los dos equipos que descendieron a la Primera Nacional, Godoy Cruz y San Martín de San Juan, jugaron en la Zona B. Otro argumento está puesto en la fecha 8, la de los interzonales, donde se cruzaron los de la A con los de la B, dejando como saldo más victorias de un lado que del otro.
En la fecha 8 del Apertura, disputada en el último fin de semana de febrero, la Zona A le «ganó» a la B: fueron 8 triunfos, 3 derrotas y 4 empates. En la fecha 8 del Clausura, jugada a mediados de septiembre, la B pudo dar vuelta el marcador sobre la A, aunque quedó bastante ajustado: fueron 6 victorias, 4 derrotas y cinco empates.
Si se pone la lupa sobre los interzonales de cada fecha, los llamados clásicos o emparejamientos que se jugaron uno por jornada, la superioridad de la Zona A fue todavía más aplastante: de los 30 partidos que se disputaron en el año, la Zona B ganó apenas 5 mientras que la A se impuso en 11, con 14 empates. Un dato a tener en cuenta es que dos de esos cinco triunfos fueron el doblete de Central sobre Newell’s, un dominio que no pudo repetir ningún otro equipo, a excepción de Aldosivi (de la Zona A) que se llevó los dos frente a San Martín de San Juan, aunque no se trataba de una rivalidad clásica.
De esta manera, si se cuentan todos los partidos interzonales, los 30 de las dos fechas 8, y los 30 que se jugaron en el resto de las fechas en forma dosificada, el balance es el siguiente: 23 triunfos para la Zona A, 14 para la Zona B y 23 empates.
Si se suman todos los puntos de la Zona A, Boca y compañía sumaron 321 unidades, con 241 goles a favor y 234 en contra. ¿Cuáles son los números de la B? 319 puntos, ahí nomás, pero con más goles en contra que a favor: 228 contra 221. A favor de la B hay que mencionar que el campeón del Apertura fue Platense, de esa zona, al igual que tres de los cuatro semifinalistas, y ahora es Gimnasia quien quedó solo para tratar de copar la parada.
«¿Por qué le bajan el precio al título de Central?», se quejó Holan, sin permitirse la pregunta que genera este tipo de torneo, lo gane quien lo gane, porque no juegan todos contra todos en igualdad de condiciones sino que es un sorteo el que define contra qué rivales toca enfrentarse.
Quedará en una anécdota. La campaña de la Academia rosarina fue magnífica, con 18 triunfos, 12 empates y apenas dos derrotas, una en el Apertura (la mencionada con Boca) y otra en el Clausura (en la última fecha, frente a Independiente), aunque luego no pudo mantener su performance en los playoffs, eliminado en cuartos frente a Huracán, en el primer semestre, y ahora a manos de Estudiantes, pero en octavos, siempre en condición de local.
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